martes, 2 de marzo de 2010

¿Por qué no le damos más poder a los poderosos?...

...Al fin y al cabo la gente estará contenta y tendremos de nuestro lado a un grupo que nos ayudará a someter aún más a los pobres. Seguramente es lo que pasó por la cabeza de Pablo Gómez (aka: Pablito) cuando pensó en eliminar el inciso E del artículo 130 constitucional.

Inicio rápidamente con una consecuencia que se me pasó incluir en el post anterior y sin hacer muchas pausas debido a que no es el tema de esta entrada. Resulta que, de reformarse el apartado E del artículo 130 constitucional, estaríamos dando entrada a que los sacerdotes y ministros de cultos religiosos tengan la posibilidad de postularse como candidatos políticos. Bien, pero con ello también les estaríamos dando entrada a que en un momento dado, algún sacerdote vivaz estableciera el pago del diezmo como algo obligatorio. Probablemente los impuestos aumentarían debido a que, ahora sería necesario destinar dinero al culto religioso y no podemos pasar por alto aquí las inevitables condonaciones de impuestos que se concederían a sí mismos como organización religiosa.


Ahora a lo que atañe esta entrada. Resulta que ahora el Partido Verde Ecologista de México (sí, ha leído bien, el mismísimo partido que está a favor de la pena de muerte ¡Que partido tan moralista y ético! ¿No cree usted?), ve con buenos ojos la propuesta de reforma que plantea Pablo Gómez. Han declarado que dicha reforma “es el tránsito que México debe buscar asumir.” Obviamente su intención es obtener los votos de los católicos, votos que tanto necesitan para fortalecer su partido, y digo esto tomando en cuenta el antecedente de la reiterada propuesta de establecer la pena de muerte, a pesar de que ellos mismos deben saber que debido a algunos tratados internacionales y a unos u otros candados legales, dicha propuesta no prosperará en México, aunque eso no impide que el PVEM le dé atole con el dedo al electorado haciéndole creer que su intención es favorecer la seguridad social. Y resulta que como ya ni ellos mismos se creen su propio cuento de que establecerán la pena de muerte, ahora deben buscar por otro lado los votos. El dirigente del PVEM, Arturo Escobar, dijo estar absolutamente de acuerdo con la propuesta, la cual busca que los integrantes de cualquier religión tengan la posibilidad de manifestarse de forma pública y dijo que en el Senado ven con buenos ojos la propuesta del perredista Pablo Gómez, por lo que será plenamente apoyada.

Igualmente la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) considera que la propuesta de Pablo Gómez dará mayores oportunidades para experimentar una verdadera libertad religiosa en México. Hasta aquí parecería una declaración inocentona, desinteresada y llena de una esperanza casi pueril, que busca resarcir los derechos que ¡Injustamente! Le han sido arrebatados a la iglesia por sus enemigos. Pero de eso no tiene nada esa declaración, y sólo basta con que analicemos la declaración de Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, quien dijo aplaudir la propuesta debido a que: “coartar la libertad de expresión de los ministros de culto no sólo es un anacronismo, sino una injusticia. Es tiempo de hacer extensiva la libertad de expresión a todos los mexicanos, y nosotros (los sacerdotes) lo somos (ya dejamos en claro por qué los sacerdotes renuncian a su ciudadanía aquí), así como de avanzar en materia de libertad religiosa.” Además criticó las propuestas que buscan garantizar un Estado laico, porque “es como si vieran en la Iglesia católica un poder político que amenaza las libertades de los no católicos. Es claro que (los legisladores) no conocen legislaciones religiosas de otros países más avanzados en democracia; piensan que libertad religiosa es lo mismo que libertad de culto y de creencias; su ignorancia les lleva a pensar que a Dios se le puede reducir al hogar y a la convivencia personal y encerrarlo en un templo.”

Esta última parte de inmediato pone de manifiesto las intenciones de la iglesia, ya que según Arizmendi libertad religiosa no equivale a libertad de culto, o lo que sería lo mismo, libertad religiosa para este imbécil ignorante (o mejor dicho oportunista desvergonzado y arrogante) equivale forzar a todo el mundo a creer en lo mismo que ellos creen, es decir, obligar a todos a ser católicos (y todavía se atreve a decir que la iglesia católica no es un enemigo de las libertades religiosas de los no católicos). Ahora debido a estas estúpidas declaraciones hechas con carácter limitativo, debemos retomar la historia para ver otra vez el por qué no es conveniente regresarle derechos a la iglesia (con cuanta razón han ido eliminando esta materia de las escuelas). Recordemos pues, que los liberales franceses en el siglo XVIII lucharon por la separación del Estado y la iglesia (lucha que se repitió en México 21 años después) debido a que esta última se había hecho de un poder que el clero explotaba para su propio beneficio; de hecho, la iglesia junto con el monarca y los grandes capitalistas de la época fueron los grandes enemigos a derrotar debido a que tenían oprimido al pueblo de una forma brutal. Recordemos que los pobres se hacían cada vez más pobres a cambio de pagar impuestos muy elevados al monarca además que el diezmo era obligatorio, la iglesia tenía además derecho de cobrar impuestos a los campesinos -pobres de por sí- por sus cosechas, la iglesia era la mayor terrateniente por lo que la revolución buscó que sus bienes se secularizaran, los sacerdotes gozaban de derechos como el de recibir prebendas por lo que finalmente terminaron siendo empleados que dependían del Estado así que el diezmo dejó de ser obligatorio y se prohibieron las ordenes religiosas y los votos perpetuos.

Estoy hablando de la revolución francesa, así que cualquier similitud con México en la época independentista y hasta la época de Juárez es mera coincidencia; aunque probablemente en México las condiciones eran aún peores, sólo basta con recordar que la iglesia fue de los primeros opositores a la independencia debido a que veían en ella una amenaza sobre sus intereses económicos, y que posteriormente se reveló contra la constitución en varias ocasiones, lo que finalmente orilló a Calles a tratar de imponerla por la fuerza, con lo que desencadenaría la guerra cristera, en la que la iglesia ha creado una leyenda blanca donde se muestra a ella misma como mártir de un movimiento antirreligioso, más nunca menciona que su sublevación fue por que la constitución afectaba principalmente intereses pecuniarios y no espirituales. Se ha dicho que los ganadores son quienes escriben la historia, también se ha dicho que quien gane una batalla resultará ser el bueno al final de ella, aunque sus intereses sean opuestos a la justicia, por ejemplo tenemos el caso de Espartaco, quien dirigiera la mayor rebelión de esclavos en la antigua Roma y que terminó considerado como un enemigo del Estado aunque sus intenciones eran legítimas. Bien este es el caso de la iglesia, siempre parece resultar ganadora en todos los conflictos que enfrenta debido a que “la gente siempre cree lo que quiere creer.”

La propuesta de Pablo Gómez resulta ridícula, ya que el prohibir derechos a la iglesia es una conquista que se ha logrado a base de sangre y lágrimas, conquistas para obtener una libertad humana, y que ahora -repito-, por ocurrencias de alguien que quiere asegurar votos a su partido vamos a retroceder. Esta propuesta va más allá de reconocer derechos a los religiosos, de hecho ya he hecho dos análisis de esto en post anteriores (aquí y aquí). ¿Por qué este insulso sujeto no propone hacer mejoras a la Ley de Trabajo? Ahí si que hacen falta muchas reformas, las que mejorarían significativamente el nivel socio-económico en México, pero resulta que como hacer reformas de ese tipo resultaría peligroso porque causaría el inevitable descontento de los poderosos, optaron por decidir que será mejor darle más poder a otro grupo de sujetos de por sí poderosos y así mantener contento a la mayoría pueblo dándole una vez más “atolito con el dedo,” al fin y al cabo resultó populista el señor.

Quiero terminar citando las palabras escritas por Pedro Echeverría sacadas de su artículo el que puede ser leído aquí: “Hoy se presenta un proyecto para que el clero legalice lo que nunca ha dejado de hacer: usar la iglesia, a los millones de feligreses para hacer más poderoso al partido socialcristiano –que podría ser el PAN- para recuperar el poder. Por eso los aplausos a “pablito” de parte del clero y los políticos que buscan votos católicos son estruendosos. Olvida que la separación de la Iglesia y el Estado en 1859 no fue un “arranque de locura” de los liberales radicales, sino una batalla contra el terrible monopolio económico e ideológico que tenía esa institución en todo el país. Han pasado 150 años y la iglesia ha renovado sus métodos pero no ha dejado de buscar el poder que le ha dolido perder.”

Fuente de información: La jornada

El análisis hecho aquí, es propio.

diabŏIus

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